Abr
Abril, el mes más cruel
0 comentariosPara muchos poetas la primavera no es nada hermosa. No es esa algarabía floral y delicada que todo lo embellece a la manera de una decoración modernista. Más bien es una lucha, la lucha entre la costumbre del frío -aquel que somos en nuestro cuartel de invierno, nuestro refugio interior- y la vitalidad que puja y puja con la naturaleza, incluso absorbiéndonos las fuerzas del ánimo.
El equilibrio personal se rompe a veces con la virulencia de esa lucha. Todo esto en algo se parece a la vida nueva que irrumpe con la resurrección, pero que encuentra la resistencia de lo viejo, a lo que casi ya nos habíamos acostumbrado. Algunos amigos me comentan cómo su sensibilidad se encuentra en estos días alterada, rara, irritable... Cómo su carácter tornadizo…
Y en esta coyuntura he recordado La tierra baldía, de T. S. Eliot. Se trata de un poemario de no fácil lectura actualmente considerado una obra maestra. La imagen principal que recorre el poema es la del agua en contraste con la sequía, simbolizando ésta la esterilidad y deshumanización del mundo contemporáneo, mientras que el agua sería algo así como la fe, el amor, el sentido unificador y salvador, la vida.
En este abril tan siempre extraño he recordado aquellos versos ya clásicos de Eliot:
Abril es el mes más cruel, hace brotar
lilas del interior de la tierra muerta, mezcla
la memoria y el deseo, estremece
las raíces marchitas con lluvia de primavera.
El invierno nos mantuvo calientes, cubriendo
la tierra con nieve de olvido, alimentando
un poco de vida con tubérculos secos...
Mas, como la Pacua nos ha dado decisión para vivir, añadiré que
...con el agua, lo mejor
de abril es siempre mayo.