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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

5
Sep
2011
Finales de agosto, principios de septiembre
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Algunas narraciones, especialmente algunos guiones cinematográficos, contienen finales intermedios. La historia que se narra parece terminar y, en un momento dado, parece que asistimos al desenlace de una trama o al punto en que algo se explica y cobra sentido. Es algo así como un punto de fuga que nos hace comprender aspectos que hasta ese momento resultaban misteriosos o permanecían como elementos inconexos. Pero no son más que falsos finales o finales requeridos en orden a intensificar el verdadero desenlace.

 

 

El avance de la trama, si está bien contada y el alto riesgo de seguir esa senda no va a dar en el fracaso, nos mostrará que hay "algo más" que integra ese falso final y esa comprensión que hasta el momento nos parecía –o no- medianamente convincente. Este elemento dará a la obra mayor profundidad, la redefinirá incluso en cuanto a género si es preciso.

 

En la vida ocurre algo así. Los finales suelen ser parciales, interinos, porque y mientras la vida continúa. Y, para colmo, nuestra historia es una historia imbricada en otras. Y, además, forma parte de una totalidad.

 

Pienso en ello mientras preparo un curso de escatología. Sin duda el momento de nuestro nacimiento es un punto de fuga necesario para comprendernos. Pero el punto final, el de nuestra muerte, no es más que un punto entre puntos suspensivos.

 

Me di cuenta recientemente de que en mi poesía está presente esta realidad al tener que explicar ante un grupo de oyentes porqué en mis libros el último poema suele titularse “prólogo”. El final es un principio que abre nuevamente el libro. El final relee el principio y abre nuevos sentidos. El principio, además, sólo es percibido como tal desde una cierta conciencia de final. Comenzamos cuando, quizá, hemos llegado al final de algo, a un final intermedio del que desconocemos todo hasta que consigue abrirse paso a través de la escritura o cualquier otra forma de comunicación.

 

Este video de Sigur Ros –la proximidad del otoño me pone muy Sigur Ros- me lo ha recordado. En cierto modo ha servido de final intermedio a una serie de pasos que estaban ahí también inconexos, raros, casuales… aunque no tanto.


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2
Sep
2011
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Józef Baran ha explicado en qué consiste para él la diferencia entre lo intelectual y lo espiritual en el ámbito de lo poético expresando, a la vez, su fe en un principio ordenador del mundo. Ha clasificado a los poetas en dos tipos: los brujos y los magos. Según él, los primeros transforman el mundo en un cruel relato sobre el absurdo de la existencia y aterrorizan a sus lectores con casi cualquier cosa. Los segundos, en cambio, convierten el mundo en una totalidad llena de sentido y dejan un espacio a la esperanza creadora.

 

Baran expresa en primera persona esa especie de vida múltiple que, si es cierta en cada hombre, lo es más en el poeta: cada amanecer/ me subo en seis trenes al mismo tiempo/ y me marcho en seis direcciones distintas.

 


Pienso en ello estos días de vuelta a la rutina porque tengo la impresión de encontrarlo todo y a mí mismo no en el punto en que lo dejé sino bastante más atrás. Y no sé si son seis exactamente los trenes en que viajo, pero lo cierto es que transcurro en varios lugares diferentes y en múltiples vidas extrañas entre sí.

 

El reencuentro con personas a quienes quiero. La vuelta a los paisajes de mi infancia, los de siempre, los que llevo en la sangre, convive con el descubrimiento de nuevos lugares. La constatación del paso del tiempo en los rostros que no contemplaba desde no sé cuando se superpone a los ojos cuyas miradas han madurado en direcciones que no me habría atrevido a imaginar. Los cuerpos que han crecido y los cuerpos que han menguado. Darme cuenta de cuántas cosas he olvidado y cuántas cosas que no eran importantes han pasado a serlo. Descubrir que son ya caminos cegados las que pensaba eran las avenidas de mi biografía…

 

Ando a la espera del momento en que los mundos diferentes en que he estado y aún me encuentro estos días confluyan en un horizonte de sentido y, a ser posible, se hagan palabra más o menos pronunciable. Desearía ser un mago como el descrito por Józef Baran. Pero eso sólo se recibe como don.

 

De momento, estoy aquí: esto es volver. Y no tengo la frente marchita. De momento.


 

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4
Ago
2011
Agua
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Para un hombre de tierra como yo, el agua significa todo aquello que no soy y a lo que tiendo. Un hombre tiende al mar quiera o no quiera. Todo lo nuestro se irá al mar tarde o temprano.

 

 

Sumergido en el agua exploro el silencio de la muerte sin estar muerto. No veo en ello nada negativo, como tampoco encuentro nada dramático en esa imagen de la vida retirada como anticipación de la experiencia de la muerte; antes todo lo contrario: nada libera tanto de la muerte como pregustar aquí lo que será algún día.

 

Pero eso sí: al igual que en este video, renaceré del fondo y, ya en la superficie, la luz dorada me estará esperando. Y luz y agua serán una sola cosa envolviendo mi cuerpo: más agua el agua por la luz, más luz la luz por el agua.

 

Pensaba en ello mientras me sumerjo en la preparación de una conferencia que he de dar este mes de agosto en el marco de los ciclos “Agua y cultura” que organiza la Cátedra “Federico García Lorca” en colaboración con el Balneario de Lanjarón.

 

Ahora que han cesado mis trabajos urgentes y me tocan vacaciones, me sumerjo en el estudio, en la lectura y la escritura traspasando la orilla de lo cotidiano. Solicito y acepto agradecido toda sugerencia que tengáis a bien hacerme llegar sobre el sentido del agua en las tradiciones religiosas. De momento, me sumerjo en el mar y me hago unos largos en la piscina, a ver si llega la inspiración para esa conferencia.


 

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27
Jul
2011
Elevación de cámara
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En nuestro curso opcional sobre teología y cine contemporáneo hemos visto este año dos películas imprescindibles de la pasada década. Ambas concluyen con el mismo elemento narrativo: una elevación de cámara que cierra la película y que constituye su última imagen. La manera de mover la cámara es la sintaxis de una película y hay que aprender a leerla.

 

 

Sin embargo, el mismo recurso, que consiste simplemente en elevar la cámara hacia arriba, transmite en las dos películas un mensaje radicalmente distinto. En Una historia verdadera, de David Lynch, cuando Alvin Straight -el protagonista que ha recorrido cientos de kilómetros sobre su cortacésped sólo para saldar y expiar una ofensa ocurrida hace años entre hermanos- llega al final de su viaje, ambos se sientan, hermano frente a hermano; apenas se dicen nada, pero Alvin, con los ojos enrasados, mira al cielo. La cámara sube en la misma dirección de su mirada y, aunque es de día, nos ofrece la visión de un nocturno cielo cuajado de estrellas. Y es que, de niños, Alvin y su hermano solían tenderse sobre el heno para contemplar las estrellas sobre las amplias llanuras de la América profunda. Una simple elevación de cámara nos evoca la recuperación de la infancia –no puede haber artista sin infancia- y la consumación del perdón, insertando este hecho concreto y fraterno en una dimensión de alcance universal e infinito.

 

En la otra película analizada, Bailar en la oscuridad, de Lars von Trier, al final de la asfixiante y demoledora escena del ahorcamiento de la protagonista, Selma, que es inocente, escena en la que von Trier a la vez culmina y rompe todos los mandamientos que rigen el movimiento Dogma 95, la cámara vuelve a elevarse desde la sala de ejecuciones y el patíbulo hacia el techo. Pero en este caso muestra sólo oscuridad, opacidad, muro de muerte, sinsentido absoluto más allá del cual no hay palabra ni vida ni justicia ni belleza ni esperanza.

 

Dos escenas símbolo de nuestro tiempo. Dos testimonios artísticos imposibles de ignorar. Dos finales antagónicos. Dos miradas diferentes que dan cuenta de dos actitudes ante las que el hombre de nuestro tiempo ha de optar: agonía fatal o esperanza infinita.

 

Me quedo con las dos. Por la esperanzada opto. Pero no podría calibrar su alcance infinito sin tener presente y haber experimentado hasta la nausea lo que Bailar en la oscuridad ha filmado para nosotros.

 

Aquí os las dejo.


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24
Jul
2011
Morir a los 27
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 in memoriam

 

Cuando 4 millones de personas están al borde de la muerte en Somalia, cuando brutales acciones terroristas acaban de sacudir a uno de los países más pacíficos y neutrales de Europa, Noruega, parece que es absurdo seguir hablando de lo que habla este blog, de arte, de creatividad… Pero el mundo no puede detenerse y hay que contribuir a su justicia y su paz desde todos los flancos. Yo lo hago apelando al instinto de armonía del ser humano, que no anda lejos, cuando es verdadero, del instinto de paz y de justicia que debería ser la razón de todos nuestros actos.

 

Y tampoco debería hablar de ella, de Amy Winehouse, pero es que acaba de morir (o encontrar el destino trágico que ya se escuchaba al fondo de su voz). Se la han encontrado en su casa así, tan muerta como casi vivía, y las circunstancias apuntan a que ha sido por efecto de uno de esos cócteles de drogas y alcohol a los que era tan aficionada.

 

Una de las voces blancas más negras. Una niña destinada a la lista de los mitos trágicos de nuestro tiempo. Un pequeño cuerpo envuelto en abismo. Unos ojos que parecían estar contemplando un infierno que no acaba. Un ser en las cunetas de sí misma pero en las que extrañamente nacían las flores más imposibles, flores del margen.

 

Si no tuviera fe y esperanza me bajaría de este mundo. Si no tuviera el amor que me dan quienes me quieren sin que yo haga nada por conquistarlo, empezando por Dios y siguiendo por mis amigos y mi familia, dejaría de amar este mundo. Todas las luces de mi casa las apagaría si no fuera porque la luz de mi casa no conoce interruptores, que es ella muy otra.

 

Decía Truman Capote que cuando Dios le da a uno un don le da con él un látigo para fustigarse. Es así como entiendo el ambivalente misterio de la creación artística que nos regala, de la mano de los seres más atormentados, los frutos de hermosura más extraña. A lo mejor ser artista no es sino eso: arrancar al sufrimiento -al propio sufrimiento-, a la oscuridad -a la propia oscuridad- su luz más entera y más perenne, tal como hacía el poeta originario (poietés -poeta- en griego significa "creador") al dividir del caos primordial la luz que aún nos alumbra.

 

Dejo aquí un vínculo a lo que un día escribí de Amy Winehouse. Aunque, si tenéis ganas de leer, pinchad mejor aquí, en la respuesta que me dio Juan Manuel de Prada y en el artículo suyo del que partió el mío. Amigo Juan Manuel: ya no podremos ir a ese concierto.

 


 

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20
Jul
2011
La niña que llora en tus fiestas
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Desde que se fue Amaia y vino Leire me gustan más. Me encantó su anterior trabajo y el nuevo single que acaban de lanzar es la caña: La Oreja de Van Gogh estrena disco y se me ha puesto la carne de verano.

 

Cuántas veces lo he pensado. Así, como un single de lanzamiento, me gustan los poemas y los sermones. Sólo 2,40 minutos de intensidad, un puntito de caída en picado -¿se le ha ido de la memoria, se ha quedado sin voz, se ha desmoronado?- para levantarse de golpe con más fuerza y terminar igual que se empezó pero con la artillería al completo.

 

Ya tengo canción del verano –la canción del verano suena más que la Eneida- y, lo que es mejor, un modelo de formato poético bien guapo y de sermón breve bien directo.

 

¡Qué razón tenía Fray Luis de Granada! No es malo incorporar moldes paganos y no hay que dejar de aprender ni de los 40 Principales. Sólo faltan los ojos verdes de la solista de LODVG.

 


 

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19
Jul
2011
Las cajas españolas
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Hace un par de noches pusieron en la tele el documental Las cajas españolas. Se trata de un documento fílmico que relata los avatares vividos por las obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil Española.

 

 

De todos es conocido cómo las obras maestras de la mejor pinacoteca del mundo fueron trasladadas desde Madrid hasta diversos lugares de España según iba avanzando la contienda fratricida. Desde Madrid hasta Ginebra, pasando por Valencia y Cataluña, en cajas de madera especialmente acondicionadas y trasportadas por camiones, el mayor tesoro de la cultura española viajaba según iba desplazándose el gobierno de la Segunda República.

 

El documental está tan bien hecho que se sigue y engancha como una película de aventuras. El director, Alberto Porlan, y el equipo técnico han combinado las imágenes de archivo con otras de ficción en un estilo semejante a los fotogramas históricos. Está tan bien trabado que algunos de mis hermanos, que suelen dar una cabezadita en la sala de comunidad, no parpadeaban. Al final daban ganas de aplaudir.

 

Una reflexión y un sentimiento se iban abriendo paso. Primero, la constatación de la conciencia del gran valor de este tesoro por parte de las autoridades de la República y de los medios que se proveyeron para que, al final de este viaje, las obras se encontraran intactas. El presidente Azaña consideraba que el destino de estas pinturas era más importante que el de la República, porque otra futura república podría ser posible pero no así estos cuadros.

 

En esas cajas de madera, construidas a la medida de cada cuadro, y envuelto en telas embreadas viajaba el mayor tesoro de nuestra historia y, en cierto modo, el retrato de la identidad española.

 

La reflexión siguiente es que en ambos bandos existía una fuerte conciencia de la identidad de España y que lo que más importaba a los dos bandos era lo que más los separaba: un profundo amor a lo que España ha sido y ha significado en la historia de Occidente, especialmente en el plano cultural.

 

La idea de España no debería ser patrimonio exclusivo de una tendencia ideológica. Hace algunos años la mera palabra “España” parecía identificarse con una determinada visión política de las cosas. Afortunadamente esto ha cambiado o va cambiando. Lo que quiera que sea “España” es algo que no debería dividirnos más.

 

Desde el punto de vista artístico, conozco españoles que viajan a lugares lejanos y se gastan grandes cantidades para conocer las obras maestras de museos extranjeros, pero que jamás han visitado el Museo del Prado. Me parece una catetada que debería ser inconfesable, manifestación, quizá, de una actitud esnobista y acomplejada. Lo repito: la mejor pinacoteca del mundo está en nuestra patria –sí: he dicho patria, palabra que también habría que liberar-. Nuestra historia, nuestro lugar en la historia, en el mundo, en las relaciones internacionales, está ahí y es de todos.

 

Estas vacaciones muchos pasarán por Madrid, especialmente jóvenes para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud. Sacad un tiempo para visitar el Prado. Además de sus tesoros permanentes, podréis contemplar el Descendimiento de la Cruz de Caravaggio que los Museos Vaticanos han cedido para esta ocasión.


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13
Jul
2011
El hallazgo de una joya
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El hallazgo literario –más que literario: una conjunción literariosocial- estaba ahí, en los atrios de mis oídos. ¿Cómo no había reparado antes en algo así? Para expiar mi torpeza debía dedicar a aquella pieza suprapoética un estudio a la altura de su sublimidad. Y, como toda reparación alcanza en su profesión pública el cumplido propósito de justicia que persigue, públicamente, aquí sin más, os la ofrezco.

 

 

La joya literaria estaba energizando a golpe de bajo y sintetizador folk-house mis horas de entrenamiento musculante. En la radio, en el iPod…, en el aire, su más propicio espacio, decía así:

 

(1) Te he visto por ahí
(2) y siento que me encantas.
(3) ¿Quieres acostarte conmigo?

 

Tal delicadeza lírica merece un análisis pormenorizado. Descompongamos con dúctil tacto tan delicada flor.

 

(1.a) Te he visto…:
El experto vate toma como punto de partida la visión. ¡Oh sí!: los ojos. Es difícil ignorar aquí una alusión intertextual (no así intratextual) a la más genuina helénica tradición que asocia visión y conocimiento. Más aún: ¿puede ignorarse una sutil e inteligente referencia crítica a aquel mirar de Descartes por la ventana que da origen a una reflexión que a su vez da origen a la modernidad?

 

(1.b) …por aquí:
Ni por allende, ni por aquende: por aquí. La ubicación espacial se vuelve supratemporal. Más precisión, imposible. El verso casi nos deja fundirnos con la persona vista esquivando hábilmente confundirnos (con ella).

 

(2.a) Y siento…
El verbo sentir es una deliberada elección que nos instala sin ambages en la cosmovisión posmoderna. ¿Qué inteligencia no es lo suficientemente permeable para ver aquí una velada, poética crítica al imperio de la razón fría? Es la entrada del sentimiento y la sensualidad catárticas que elevan esta cancioncilla al nivel garcilasiano. ¡Qué digo garcilasiano!: petrarquista y hasta homérico.

 

(2.b) …que me encantas.
Estamos en la cima expresiva de este anónimo autor. No dice “me molas”, “me pones”, "me averracas"…, expresiones, todas ellas, que apuntarían demasiado bajo. “Me encantas” nos introduce en un universo sobre cuya magia mejor hagamos silencio para no enturbiar su misterio.

 

(3) ¿Quieres acostarte conmigo?
Renunciamos a descomponer estas tres capitales palabras porque forman un conjunto armoniosísimo que debe ser pronunciado así: todo seguido, en tórrido torrencial recitado.


Enmarcado el verso por esos signos interrogatorios, ¿quién no detecta el temblor existencial que acompaña siempre a un signo de interrogación? Deseo y existencia se presentan coextensivos.


Y ¿cómo no agradecer esa delicada elección verbal que ocupa el lugar central del verso, “acostarte”, opción que el poeta ha medido y pesado descartando otros verbos que, sin duda, habrían sido muy gráficos pero que no nos reportarían el placer de la elipsis que de este modo nos es patente?

 

 

No nos cabe duda de que este estribillo pasará a formar parte del acervo literario del corriente siglo. Extasiado, le doy a replay y reinicio mi levantamiento de pesas a ritmo jump-style.

 

 

 

 

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7
Jul
2011
¡Que levante la mano!
6 comentarios


Don José, un feligrés de todas las tardes con el que acostumbro a echar un rato de conversación en la puerta de la iglesia, es un magnífico conversador que la emprende por temas enjundiosos. Toda su vida ha guiado a ilustres visitantes por los monumentos de Granada: me cuenta anécdotas de Kissinger, de los reyes de Suecia... Domina a la perfección el inglés, el alemán, el francés y se atreve con el ruso… Aparte de las cosas de la vida, tiene la costumbre de traerme recortes de prensa que considera de mi interés. Y acierta. El último, una tercera de ABC firmada por Olegario González de Cardedal.

 

 

Como siempre, Olegario glosa su artículo con versos de poetas. Era una de las cosas que me fascinaban de sus clases -muchas veces lo hacía de memoria-. (Por cierto: su prosa noventayochista es una joya rara de encontrar hoy en día; también los teólogos deberían entrar en las candidaturas a reconocimientos literarios –ah: que no es políticamente correcto.) En fin: que Olegario cita a los poetas: Hölderling y Machado aquí. Juan Ramón, Unamuno y Rilke en otros de sus textos.

 

Y yo me digo: ¿nos hemos quedado en estos maestros? ¿Para cuándo hablar con los que son los machados y rilkes del siglo 21? ¿Quién citará Un sueño está soñando los sueños de los otros, o La sed de la belleza de la forma,/ que es sólo sed de un dios que nos sosiegue, de Francisco Brines? ¿Quién recoge la profecía de Antonio Colinas cuando nos anuncia -convirtiéndose en voz de ella- una sed misteriosa de luz que está amaneciendo, un despertar, ya en acto, de querencia de infinito? ¿Quién se deja interpelar por estos versos de Raquel Lanseros?: ¿A quien se le ha ocurrido este dios impasible/ fabricado con mitos y con prohibiciones? ¿Quién conversará con Juan Antonio González Iglesias cuando afirma y reclama las que él entiende como compatibles, a saber: la experiencia cristiana y la identidad homosexual? ¿Quién da la réplica a los cantos doloridos por el silencio de Dios de Antonio Carvajal en su Paráfrasis de las siete palabras? ¿Quién incorporará la experiencia profundamente cristológica de Alfonso Canales a la reflexión teológica? ¿Quién invoca al corazón como el gran cartógrafo de Dios (Todo mi corazón cabe en tu mano/ y en este corazón ya cupo el mundo:/ el mundo que no cabe en parte alguna,/ salvo en tu mano dios, la continente) en el frenesí rítmico de Carlos Marzal?

 

¿Quién? ¡Que levante la mano!

 


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3
Jul
2011
Erótica reflexiva
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¡Hay que ver las cosas que uno encuentra por Internet! El otro día descubrí que escribo poesía erótico-reflexiva. Lo encontré en el blog-diario de José Luis García Martín. Este profesor, editor y poeta es uno de los personajes de quien más me fío como crítico. Durante años he leído sus reseñas y críticas en numerosas revistas y suplementos culturales –hasta hace poco tenía una columna en ABC- y en más de una ocasión mi parecer se ha acercado mucho al suyo. Como crítico tiene una fama terrible –que me perdone si me lee-. Entra a fondo y a veces a saco. Dice las cosas fuerte y claro. Evita el juego de las palabras blandas y las adulaciones interesadas que tantas veces empalagosamente embadurnan las reseñas, prólogos y críticas. He aprendido mucho leyéndolo y me he reído bastante con su Cuaderno del Dindurra.

 

 

Y dice que soy émulo de la poesía erótico-reflexiva de González Iglesias. Bueno, vale. En Actos de amor la lectura de Juan Antonio está bastante presente. De lo cual me alegro y hasta me enorgullezco. Pero ¿lo de erótico-reflexiva? En todo caso, bastante menos que el Cantar de los Cantares, San Juan de la Cruz o Santa Teresa. De acuerdo.

 

 

De todas formas –va: lo diré directamente- me ha alegrado el día que García Martín mencione que me reconoció. Verás –no sé José Luis si lees este humilde blog- volví en serio a la poesía en Salamanca. Unos buenos amigos de allí me regalaron por entonces tu antología La generación del 99 y ese libro –su prólogo, sus poéticas, sus poemas- me pusieron al día. Es un libro al que he vuelto muchas veces por puro placer. Me abrió a poetas que captaron mi atención (Aurora Luque, Amalia Bautista, Vicente Gallego, José Mateos, Javier Almuzara…). Se convirtió en una antología mítica para mí. Y tu instinto acertó: muchos de aquellos jóvenes son hoy poetas indispensables. Así es que -y lo digo en serio- gracias por citarme.

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