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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

20
Nov
2009

El arte de la telebasura

5 comentarios

 

Este pasado verano tuve la ocasión de ver alguno de los programas que ponen en la tele después de mediodía. 

 

En esos días de asueto pude comprobar la calaña de algunos de los programas que llenan las distintas cadenas televisivas y, francamente, con alguno de ellos quedé horrorizado. Se trata de los programas de cotilleo o del corazón. Uno especialmente me espeluznaba; uno que ya no se llama El tomate (o algo así) sino que tiene otro nombre que ni recuerdo y que ni aunque recordara diría, pero que me pareció la basura de todas las basuras. Su impresentable presentador y su contertulia se dedicaban a airear las miserias más míseras de la vida de los enemigos de la susodicha contertulia, la cual, histérica, violenta, resentida, maleducada, sin gracia (hay maleducados con gracia), soez y demás etcéteras, aireaba trapos sucios –o los inventaba-, amenazaba, tenía ataques de histeria, de delirio… de todo.

 

Todo era indignante, sucio, rastrero. El presentador le preparaba el terreno y, escondiendo la mano y bajo un aspecto de falsa dignidad, a su manera la azuzaba.

 

Pero hacían las delicias de los espectadores y su trama parecía una de las aventuras más importantes del verano. ¿Cómo pueden los espectadores soportar esto y alentarlo con su audiencia y sus sms? No hagamos juicios. Supongamos, benévolamente, que la cosa al menos les divertía.

 

Pero el colmo es que al presentador le han dado un premio televisivo. Uno de esos premios que crean las cadenas para ponerse estrellas y patrocinar su excelencia, que ellas se guisan y ellas se comen.

 

Lo más sórdido era leer las declaraciones del presentador premiado, quien defendía que lo que él y su programa hacen no es telebasura, término ya desfasado, sino “realismo sociológico posmoderno” (o algo parecido).

 

Sobra decir más. Seguro que alguien hasta lo defiende como una nueva manifestación artística. Bueno, vale, pero recordemos que el sainete ya está inventado. Sólo que no ensucia a nadie ni escarba en las basuras de las personas para venderlas en shares de pantalla tan rentables.

 

Y tampoco digamos nada de lo que eso refleja de nuestras propias vidas.

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lola
20 de noviembre de 2009 a las 10:23

Exactamente, cualdo esos programas se emiten es porque tienen audiencia. Que vacios estamos y que poco nos preocupamos realmente de los demas, cuando necesitamos ver todas las miserias ajenas para regodearnos que no para echarles una mano. Que triste y que egoistas somos

josecarlos
21 de noviembre de 2009 a las 18:05

El filosofo Gustavo Bueno, acuño el termino "telebasura" con gran aceptación del mismo, por parte del todo el corpus periodístico de habla hispana; por otro lado, editó más de un ensayo hablando de que la televisión basura tenderá a ir desplazando progresivamente a la televisión limpia, a medida que aumente la oferta televisiva. Se molesto incluso en diferenciar entre telebasura fabricada y telebasura desvelada, haciendo alusión sobre todo a los montajes inventados que montan las televisiones para captar audiencia, y los trapos sucios que airean para mantenerla. Imagínense, a partir del 2010 con el apagón digital, se multiplicaran los canales de forma exponencial y sera practicante imposible para padres y educadores colocar filtros en la programación. El propio Karol Voytila bautizo a la televisión de nuestros días, como la "niñera electrónica" ante la colocamos una y otra vez a los pequeños y a los ancianos para que estén entretenidos. Lo que comenta Praena es solo la punta del Iceberg, pero conviene recordarlo para intentar sin hacer teología de la comunicación, que la educación, la cultura, la religión y la ciencia estén presentes en la parrilla de programación y no solo de las televisiones privadas con sus canales temáticos que te permiten visionar una televisión de pago y a la carta, sino también en la televisión que vemos la mayoría de espectadores.

Praena
21 de noviembre de 2009 a las 18:47

Creo que Gustabo Bueno llegó a defender programas como Gran Hermano, como experimento social, juego... La verdad es que ha pasado mucho y el programa ha sido incombutible. Es un fenómeno muy curioso. Por mal que nos parezcan estos programs -no me refiero tanto a Gran Hermano-, deberíamos reflexionar y saar conclusiones. ¿Qué hay en la privacidad de cada ser que necesita verse reflejado de algún modo? ¿Cómo estar presentes en este zarzal sin crear esos programas con intenciones religiosas a la contra, reactivos, y, a la vez sin caer en trampa del a ver quien va más lejos y vende más? Yo creo que la televisión es muy buena. Todo lo que sea ponerse exquisitos, puristas y elitistas me parece fuera de lugar, pedante. La cultura va más por la realidad que por las éltes sapienciales. Lo creo desde siempre: basta mirar con detenimiento un cuadro de Velazquez o leer El lazarillo. ¿Cómo nació la poesía? Soy realista convencido en cuestiones de cultura y arte.

Praena
21 de noviembre de 2009 a las 18:50

Creo que Gustabo Bueno llegó a defender programas como Gran Hermano, como experimento social, juego... La verdad es que ha pasado mucho y el programa ha sido incombutible. Es un fenómeno muy curioso. Por mal que nos parezcan estos programs -no me refiero tanto a Gran Hermano-, deberíamos reflexionar y saar conclusiones. ¿Qué hay en la privacidad de cada ser que necesita verse reflejado de algún modo? ¿Cómo estar presentes en este zarzal sin crear esos programas con intenciones religiosas a la contra, reactivos, y, a la vez sin caer en trampa del a ver quien va más lejos y vende más? Yo creo que la televisión es muy buena. Todo lo que sea ponerse exquisitos, puristas y elitistas me parece fuera de lugar, pedante. La cultura va más por la realidad que por las éltes sapienciales. Lo creo desde siempre: basta mirar con detenimiento un cuadro de Velazquez o leer El lazarillo. ¿Cómo nació la poesía? Soy realista convencido en cuestiones de cultura y arte.

josecarlos
22 de noviembre de 2009 a las 10:01

Antes que nada aclarar un error en mi anterior comentario: cuando menciono el "apagón digital" me refiero al analógico y a la llegada del universo digital. Por otro lado, yo también creo que la TV es una buena herramienta y que es un cuarto poder y que a veces me pasa con ella lo que decía Orson Wells: "odio tanto la TV como comer cacahuetes, pero no puedo dejar de verla". Pero sin ponernos elitistas y sabiendo que la realidad mediática en la que vivimos sumergidos hay que asumirla, intento alertar de que en tiempos de crisis la teleadicción se esta convirtiendo en un hecho consumado y que los contenidos habría que intentar cuidarlos. La información es necesaria y útil, si esta contrastada, pero en cuanto al espacio personal e intimo que abren los reallity show detecto un abuso sensacionalista y mitómano de la condición humana, otra cosa es que como experimento sociológico en un principio, pudiese interesarnos; su filosofía se basa en que a todos nos gustaría tener nuestro minuto de gloria y que mejor que la TV para conseguirlo

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