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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

30
Abr
2007

Casa de misericordia

2 comentarios

Al escuchar el título del libro comencé a buscarle correspondencias: Casa de misericordia. ¿Se lo aplico ala Iglesia? Cuando en la orden de Predicadores tomamos el hábito, según el ritual litúrgico sólo una cosa pedimos, misericordia: ¿se lo aplico a la orden?

 

Mas luego pienso en los lectores y busco una interpretación en la que acontezca una  confluencia más o menos previsible entre quienes creen y no creen –sigo siendo así de ingenuo, de consentidamente ingenuo para algunas cosas-: Casa de misericordia es el cuerpo. El cuerpo como casa para los otros, contra el frío, contra la intemperie. Quien dice cuerpo dice vida, alma, patria...

 

Pero ayer, por fin, compré el libro de Joan Margarit en edición bilingüe catalana y española. Y la contraportada dice así:

 

Las Casas de Misericordia fueron instituciones de una gran severidad, rayana a veces en la maldad, pensaba yo, recordando aquellos años de la posguerra (...) La intemperie era mucho más espantosa. Por eso se afanaban para hacer que sus hijos entrasen en aquel lugar. Y en este punto, la mente daba un salto hacia la poesía, hacia lo poco que quizá servía un poema para ayudar a soportar el dolor y las carencias.

 

Nada tenía que ver la intención del poeta con las correspondencias que yo me imaginaba. ¿O tal vez sí? Todas las casas de misericordia son la casa de misericordia. La casa, el alma, el cuerpo. La orden, nuestra Iglesia, nuestras manos. La vida, la poesía, la cultura... Si queremos, claro.

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JM Valderas
3 de mayo de 2007 a las 15:58

Querido Praena Los artistas ocupais un lugar privilegiado en la Orden. De Fra Angelico al escultor Iturgaiz. Pasando por el poeta melancólino (¿Lamartin en fraile?) del escogido grupo lacorderiano de La Quercia, núcleo de la refundación de la Orden en Francia en la primera mitad del siglo XIX. El arte sacro ha sido en muchos momentos arte domincano. Los que por razones de trabajo nos vemos obligado a usar más el pie de rey y el microscopio de la exactitud nos sentimos inquietos a veces cuando no podemos embridar vuestras metáforas o alusiones nebulosas. Como Goethe, queremos luz. Por eso te agradecemos tu insistencia en Margarit, arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura, cuyas metáforas sobre las casas, aunque sean de misericordia, nos parecen trazadas a escuadra. Es su soledad, abandono y dolor una soledad, abandono y dolor redondos, rotundos, perceptibles. Humanas en sus despojos.

hazdeluz
5 de mayo de 2007 a las 10:32

Vivir a la intemperie es el signo del cristiano. La intemperie supone la apertura a la recepción gracia de Dios que se me da aquí y ahora. La intemperie implica aceptar la vida tal como se presenta aquí y ahora. Sin despreciar nada. Sin huir de nada. Ni de nadie. Porque todo y todos participan del hálito divino. Significa confianza en la misericordia divina que nos proporcionará aquello que necesitamos para vivir ese momento en plenitud. Porque solo en el aquí y ahora, se nos da Dios. En la intemperie, una fresca gota de rocío acaricia tu rostro, que refleja la luz de un nuevo día. Que lo disfrutes. Gracias Antonio.

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