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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

25
Oct
2010

Paréntesis azul sobre dorado

1 comentarios


De los Uffizi –casi un día completo en la galería a base de café- salgo con un poema dedicado a Juan Carlos Friebe y un endecasílabo inspirado ante la Anunciación de Simón Martini: paréntesis azul sobre dorado.

 

Al día siguiente, con agujetas, claro, visita a nuestro convento de San Marcos, donde vivió Fra Angélico, hoy convertido en museo dedicado al pintor dominico.

 

Mi observación personal me lleva a notar que Fra Angélico no fue un pintor por delante de su tiempo o que rápidamente incorporara los descubrimientos técnicos y formales que revolucionaban la pintura del incipiente renacimiento. En muchos aspectos permanece fiel a la influencia gótica, a la representación bizantina de lo sagrado y al detalle de la ilustración miniaturista (género a través del cual él llega a la pintura). No: parece que su interés es otro, que está más preocupado por trascender desde la obra hasta su realidad espiritual y por transir espiritualmente sus pinturas. En este sentido, permanece casi ajeno a la introducción del paisaje y continúa fiel a los fondos dorados que, según la tradición bizantina, son los apropiados para representarnos lo divino y sagrado.

 

La perspectiva está, sí, pero intuida muy personalmente y no ajustada a parámetros matemáticos. En la Coronación de la Virgen de la Galería de los Uffizi introduce la perspectiva pero conjugándola con otro esquema, el circular con fondo en oro. El Beato Angélico intenta aunar aquí el esquema bizantino con el más reciente de la perspectiva matemática en la composición y, a la vez, reunir el gusto por la miniatura con el nuevo gusto renacentista por la monumentalidad. De ese modo parece ensayar, sin excesiva pretensión de continuidad, un arte nuevo cristiano. El resultado, en todo caso, es algo sumamente personal.

 

 

Y esa es la cuestión. Juan de Fiésole no destaca como un aventajado a su tiempo. Simplemente se sale de él. Se sale en dirección a un tiempo espiritual, sin tiempo, por la inspiración que embarga a sus personajes, por la armonía extraña que emana de su modo de estructurar, por la mansedumbre pacificante que la nitidez de sus colores irradia. Y, además, sin pretenderlo, precisamente por el hecho de tener un mundo propio, propísimo, inintercambiable, salta de su momento cultural y llega al siglo XX como un pintor en el que lo onírico y hasta surrealista ya está presente; un pintor en quien lo que se llamará naif está ya sugerido; un pintor en quien ya el minimalismo –menos es más- surte sus efectos.

 

Pero el endecasílabo seguía resonando en mis dedos: paréntesis azul sobre dorado.


 

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lola
25 de octubre de 2010 a las 13:11

!que guay! claro, es que para Dios el tiempo no existe, solo para nosotros , que estamos ajustados a el, Tal vezx como FFray Angelico superemos todo tiempo

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