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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

22
Dic
2010

Cuento de Navidad

3 comentarios

 

 

La acompaña una amiga con flequillo rebosante de laca. Esta Yoli que entra en la sacristía va pintada con esmero: ni un centímetro de rostro se ha librado de la brocha y de los lápices.

 

-¿Le puedo hacer una pregunta?
-Vosotras diréis.
-Me han dicho que hay aquí un niño Jesús que tiene mucha devoción.
-Bueno, no sé, hay varios.
-Uno que lo sacan en Semana Santa con unas campanillas de barro y que es muy milagroso.
-Bueno, no sabía que era tan milagroso, pero sé el que dices.
-Es que tengo que hacer un trabajo de religión y le quería echar unas fotos, si se puede.
-Claro, claro. Está en la penúltima capilla saliendo a la izquierda.
-Ah, pues vale, muchas gracias.

 

Cruzo al rato por la Iglesia y veo a la Yoli, con sus pendientes de aro y el rabillo del ojo más tatuado que pintado, en actitud compungida delante del Niño Jesús. Parece muy apenada y su amiga la acompaña en silencio un paso detrás de ella. Me acerco.

 

-Bueno ¿ya le habéis hecho las fotos?
-¡Ay, no, perdone…!
-¿Qué te pasa? ¿Estás llorando?
-Pues sí. Es que mi novio pasa de mí y ya no sé que hacer. Es que lo quiero mucho y yo me voy a morir si no me hace caso.

 

Es casi siempre así. En chándal y teñidas, con los dedos llenos de anillos horrorosos, las yolis también lloran. Las yolis de supermercado que hablan azín mientras mastican un chicle. A la grupa de la moto de su Dani rapado y bakalilla, de su Dani flaco con Nike-air, las yolis peluqueras o cajeras se mueren de amor por las manos hechas al ladrillo de su tron. Y, por un instante de renuncia racional, me siento conmovido ante esta Yoli que se aferra a la cintura de su nene y es la envidia de otras yolis de su barrio un poco más gorditas y más bajas. Porque a lo mejor, después de todo, quizá el amor no sea otra cosa.

 

Y al niño Jesús, que se da cuenta de la escena, impotente dentro de su talla, se le enrasa el barroco cristal de los ojos.

 

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Ángela
1 de enero de 2011 a las 13:12

Muy bueno!, de verdad.

Ricardo de Luis Carballada
6 de enero de 2011 a las 11:41

Antonio, millón de gracias por tu cuento, tu sensibilidad, tu manera de captar y ayudarnos a captar la realidad. Me ha encantado. Un abrazo y feliz año. Ricardo

Javier langarita
7 de enero de 2011 a las 14:08

Muy bueno Antonio. Rompiendo prejuicios, con hondura y profundidad. Te deseo lo mejor. Gracias por este precioso cuento.

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