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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

4
Oct
2010

X

17 comentarios


Me he quedado sorprendido al saber de la muerte del poeta mallorquín Miguel Ángel Velasco. Sobre todo porque era muy joven y porque había alcanzado en sus últimos libros un grado de madurez poética y un estilo de cantar que prometían un aún mejor.

 

Una de las fuentes de creatividad de Velasco eran los estados de conciencia alterados por la experimentación con fármacos y otros derivados. No creo que eso le quite valor a su obra, de ninguna forma, pero sí me hace sentir obligado a expresar que al artista, a cualquier artista, no se le debe aplaudir condescendientemente toda extravagancia. Navegar hacia mundos extraños por extraños caminos que están dentro de este mundo bien puede suponer una experiencia revulsiva para la voz y para la mirada. Pero hay mundos en los que no, definitivamente no, el hombre no puede sobrevivir. Porque el ser humano, y menos el poeta, no puede sobrevivir en un mundo de mentira.

 

Quiero llamar la atención sobre el hecho de que el mejor libro de Velasco empezaba así:

 

Eli, Eli, ¿lama sabactani?
(Mt. 27,46)

 

A Miguel Ángel le llamaba y le incendiaba una luz hermosa a la que no podía sustraerse. Pero creo que tan sólo ahora ha encontrado el camino verdadero hacia la luz verdadera. Y sobre todo, por encima de todas las cosas, nos ha dejado palabras encendidas e inolvidables. Esa es la gloria que ha emanado de los daños de su vida.

 


X

 

(Para la inicial de Cristo en el Libro de Kells)

 

Encumbrada en espumas
se yergue intemporal la rosa atlántica,
santa roca de brumas, isla célibe,
insigne baluarte
de una fe sin abrojos, a resguardo
de la tiara y el sínodo.
Solar de bendición donde germina
la semilla de oriente,
en buena vecindad con los ancestros
del caldero y el muérdago.

 

El monasterio alumbra en su fervor
de vida apaciguada
el minucioso arte
de la caligrafía, atesorando
la sapiencial cosecha de los siglos:
sagradas escrituras y profanos
latines que le cantan
a la miel esencial o a las simientes.

 

Reposan en la calma del pupitre
los útiles devotos: finas plumas
de ánsar, indicadas
para darles su vuelo a los contornos
de las capitulares; el compás
que libra a su vaivén
la línea de los mundos;
la tinta y los pigmentos, destilados
de la maceración de las raíces
y de los minerales:
rojo de plomo, verde
de cobre, oropimente
luminoso de arsénico, y colores
de remoto linaje:
azul de Armenia o púrpura de múrice.

 

Un monje oscuro inclina su paciencia
sobre la claridad del pergamino.
Hoy le ha negado al sueño
su diezmo, y otro día le sorprende
arrimado al calor del manuscrito.
Suave luz ilumina de alborada
esa bruñida hoja
en que una piedad íntima celebra
un alto Advenimiento,
y en el pincel se enciende un arrebol
virando en noble grana que perfila
esa inicial esbelta del Ungido.
La cruz que multiplica
una constelación de pan de oro
y el rápido tonel de la abundancia.
Cruz ufana de luz,
adamantino eje, gozne puro
sobre el que gira en rotación acorde
la planetaria súplica del tiempo.
Alcándara del cielo, firme lanza
a que se unce el carro de la noche
para la voluntad de un Cristo auriga
en su revolución de sol clemente.
Amparo de galernas,
cruz en áncora.
                        Anzuelo
para la boca sorda de la muerte.

 

De La miel salvaje. Visor, 2003

 

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lola
4 de octubre de 2010 a las 21:01

No entiendo, ¿quieres decir que se tomaba el los farmacos?¿que experimentaba asi?, con razón se ha muerto tan joven

al fín Luz
5 de octubre de 2010 a las 09:35

Solo un poeta, como tu, Antonio, sabe de las luces y sombras de otro. De ese plus de sensibilidad por la que se paga alto precio. El poeta sufre y goza con más intensidad, y nos da los frutos de esa sensibilidad puesta al desnudo, marcada a fuego con el sello del Amor y la Muerte. Las mismas luces y sombras de cualquier ser humano, intensificadas, condensadas en el tiempo y espacio.

La oración, la meditación, tambien producen estados alterados de conciencia. Siempre que Lo Eterno irrumpe en lo finito. Los maestros espirituales hacen incapié en desechar " las luces de gas",en hacer que lo finito sea eterno. Es la toma de tierra de tantos "muero porque no muero". Quedarse en esta orilla , viendo el universo en un grano de arena,eterno. Y dejando como legado a la humanidad el reflejo poético de la Belleza primigenia

Miguel Angel nos dejó su palabra desde el otro lado del espejo. Hay viajes sin retorno. Di tu palabra, y luego desaparece.Y siguió su camino a la Luz.

in memoriam
5 de octubre de 2010 a las 19:16

Pavana para un poeta difunto

"Nadie que haya escrito un libro como La miel salvaje muere, porque es en el sacrificio y la celebración que encierra un libro así donde se ha muerto y renacido y no sólo una vez. Si no, no podría haberse escrito. Pero una cosa es evidente: Velasco fue poeta, no escritor, ni novelista, ni frecuentó periódicos como colaborador. Su presencia era desde la ausencia. Miguel Ángel Velasco se supo poeta y se quería poeta y en la combustión de esa voluntad y de ese destino ha fallecido. Lo digo porque la celebración del misterio de la poesía no es cosa, precisamente, de muchos. Ni siquiera de pocos. Es de muy pocos. Y no del mundo, por premios que se ganen –y obtuvo algunos de los mejores– o se escriba en una lengua o en otra. Miguel Ángel Velasco sabía eso y le importaba un bledo; también de esto estoy seguro. Su mundo era otro y fue –pasados los vanos destellos del origen– un mundo pleno. Ahí está: para quien quiera conocerlo, si no lo ha hecho ya."


JOSÉ CARLOS LLOP
http://www.diariodemallorca.es/opinion/2010/10/05/pavana-poeta-difunto/608394.html

Eduardo Achótegui
6 de octubre de 2010 a las 03:04

Miguel Ángel Velasco experimentaba con drogas de las llamadas psicodélicas, y en muchos de sus poemas alude a ello, ya de manera explícita, ya verbalizando experiencias de desdoblamiento (lea, por ejemplo, el poema Las Garzas, también del libro La miel salvaje) o de comunión con la realidad extrañamente intensas. No creo, como dice Vd., que viviera en mundos de mentira; él mismo, en alguna entrevista, había dicho que tomaba esas drogas no por juego ni entretenimiento, sino por arraigarse mejor en la realidad. Desde luego, el nivel de su obra -incluyendo los poemas que tienen que ver con las drogas- no deja lugar a dudas acerca de la seriedad de sus planteamientos. Por cierto, el poema que Vd. reproduce es uno de los más hermosos. Saludos

despejó X
6 de octubre de 2010 a las 08:26

Universos paralelos, teoría de redes. No son mentira sino distintas dimensiones de la Realidad. Miguel Angel Velasco optó por ir más allá, explorar la cuarta dimensión. Navegar en lo ilimitado.La Plenitud que no tenía espera. Ya. Despejó la X del Pleroma. Ya contempla el Rostro que tenía antes de nacer

Antonio Praena
6 de octubre de 2010 a las 16:05

Amigo Eduardo Achótegui: La calidad y la intensidad de la Obra de Velasco me parece excepcional. Por eso mi pena por su pérdida y el post en este blog. Además de por su obra, el saber que era gran amigo de mi amigo Vicente Gallego es para mi un motivo más de cariño. Y admiración. Conozco el planteamiento según el cual experimetar con otras formas desde las que ve la realidad no se considera un escape de la misma. Quienes lo defienden plantean que es utilizar un aspecto más de la realidad, como puede ser una sustnacia, para conocer más recovecos y perspectivas del mundo mismo y del ser humano. Lo conozco, pero personalmente, no lo comparto. Lo que no me impide valrar y querer amigos de este mundo de la poesía, y muy cercanos a mí, que sí lo defienden. Cuando digo un mundo de mentira me refiero al término en su sentido de "paraisos artificiales" (Baudelaire). "Las ciudades no son papel de plata" (García Montero). Con mucha menos calidad y dotes también me desenvuelvo en este mundo de las literaturas y mis amigos son poetas de toda corriente y estilo, De todos aprendo algo y contodos hablamos de todo. Personalmente pienso que ya en sí la poesía es un estado alterado de conciencia. Y de voz. Otras realidades acaban imponiendo la suya, más allá de la discusión en las solas palabras. Y confío en que a cada uno Dios le da un don y en que cada vida y tienes sus propios caminos, distintos e irrepetibles para cada uno. La intención del post era agradecer, celebrar y recitar juntos la poesía de Miguel Ángel. Así como abrir un diálogo tan abierto y libre comoe este. De veras. Gracias por su comentario.

literatura y drogas
6 de octubre de 2010 a las 17:56

La relación literatura-drogas es una constante.No se trata de juicio de valor sobre drogas si o drogas no, y sobre el tipo de drogas. Hay quienes se dopan ahora con oxigeno puro. Planea el tipo de drogas utilizadas. Una cosa es alcohol, tabaco, café, te, drogas "legales" en la cultura occidental, incluso la cocaina, y otra las drogas "ilegales" asociadas a lo oscuro, la sombra, como heroina y lsd. La marihuana va entrando como analgésico en el tratamiento del cancer, pero aún asociada a la cultura hippie, y por tanto denostada por la cultura productiva occidental. Estas últimas están mal vistas. ¿ El fín justifica los medios, en este caso la utilización de drogas en la obra literaria, aún a costa de la propia salud o vida?

La Alegría
6 de octubre de 2010 a las 18:17

LA ALEGRÍA

Diré de la alegría, aunque regresen

esas noches sin fe en las que apuramos

un vino de rencor; aquellas horas

de hosco abatimiento en que uno envidia

la vida de las bestias.

A pesar

de la anciana palabra, no hecha acaso

para decir la dicha, aunque después

la traicionemos siempre. Aunque al final

siempre haya que pagarla: no se es

feliz impunemente

MIGUEL ANGEL VELASCO

In memoriam

Jesús Aparicio
7 de octubre de 2010 a las 17:42

También, como nosotros, Miguel Ángel Velasco se apuntaría a la frase: "Mi reino no es de este mundo",eligió - y no quisiera juzgarle pues no le conocía en persona- el reino equivocado, las drogas.

Admiro sin embargo su entrega a la poesía, de la que nos ha dejado algunos poemas de auténtico maestro.

Sentí un gran pesar al conocer la noticia.

Un abrazo

Anónimo
7 de octubre de 2010 a las 21:32

No sabemos, al menos yo no lo sé, cuál ha sido la causa de la prematura muerte de Miguel Ángel Velasco: también hay gente que lleva una vida muy sana y fallece de repente. Lo que parece claro es que las drogas -que no sé qué tal le sentaron a su salud- le sentaron muy bien a su poesía. Cualquiera puede tomar lsd y alucinar viendo un huerto de lombardas, pero luego hay que escribir un poema como el que escribió él:

Ebrio iba del mundo cuando vi aquellas coles
rizándose de plata como espuma del surco.
Diríase que públicas al par que pudorosas
absortas en su pompa de corolas atroces.

Tan pronto raso añil como seda violeta
o copiando del cielo el zafiro más puro
las coles se irisaban como si las bruñese
el tornasol profundo de una rosa secreta.

La savia dibujaba con pincel minucioso
en las sedas azules filigrana escarlata.
Honda lumbre encendía las coles cristalinas
de rosa madreperla cual lámparas sagradas.

Al punto la madeja delicada de hojas
se henchía sudorosa de una savia más viva
y aquellas hortalizas parecían de pronto
el sueño vigilante de grandes mariposas.

Largo tiempo el que estuve asomado a la huerta
pues todo se entendía junto a aquella verdura.
Eran la misma cosa su rica nervadura
que las venas azules de mi mano en la cerca.

Y cuando me alejaba de las coles, sabiendo
que mi vida más cierta se quedaba con ellas,
vi en sus hojas alzarse como enaguas y alas
de novicias y ángeles remontándose al cielo.

Eduardo Achótegui
7 de octubre de 2010 a las 21:33

El comentario anterior lo he mandado yo, pero se me ha olvidado poner el nombre!
Pido disculpas por las molestias.

Antonio Praena
8 de octubre de 2010 a las 01:53

Lo mismo pienso. dá igual que se haye escrito con la alegría de una copa de vino o con la dopamina de dos horas de gimnasio. El buen poeta brilarrá, y el mal poeta, aunque se vitamine y se someta a una sesión de yoga antes de escribir, seguirá siendo mals poeta. Cuentan los verso, cada uno, concelado, briñido, medito... y no los previos. Los de Miguel Ángel son, como el de las coles, errebatados por completo. Eso se tiene como don, y, si no, nada puede otorgártelo.

del ser y hacer
8 de octubre de 2010 a las 02:42

¿ Escribir, hacer poemas, es antes que ser persona? Primero se es persona, luego se es poeta. El ser es anterior al hacer. Por muy sublime que sea, hacer poemas no es el summum bonum. Y más si el sacrificio es la propia vida.

Abutag
8 de octubre de 2010 a las 02:56

¿Se es mala persona por escribir buenos poemas? El dilema no está entre ser persona o ser poeta. Eso es absurdo, y ni lo uno impide lo otro ni lo otro conlleva lo uno. Es una cuestión puramente literaria, según la cual es rídiculo el aire de poeta si no hay buenos poemas. Se habla del hacer, sin más. El buensismo literario ha producido muchas ñoñeces y cursilerías, las cuales sirven como desahogo o diario sentimental, pero no son literatura.
No sé qué se quiere decir con eso de ser persona o no serlo. No se ha hablado aquí del ser del poeta, cosa que sólo Dios sabe, sino de literatura. De hacer buenos poemas o, simplemente, tener aires de poeta sacados de alguna pose romántica.

pasaporte al mito
8 de octubre de 2010 a las 08:33

en este blog católico de dialogo fe-cultura, se puede afirmar que la persona siempre es buena, por su SER más profundo es la Bondad suprema. Va haciendose progresivamente cada vez mejor. No se cuestiona la bondad como persona del poeta. Hay elecciones, dentro del libre albedrío de las personas que sí pueden ser cuestionables.
Podemos correr el peligro, en pos de un consumismo cultural poético de qualité, off course, de olvidar el sufrimiento que hay detrás, en la persona del poeta.Las drogas producen adicción y mucho sufrimiento. Uno hubiera preferido que al lado de Miguel Angel hubiera alguien que le quisiera bien, que le hubiera ayudado a alejarse de ese circulo infernal que son las drogas. Aunque el precio fuera un grado menos de sublimidad poética. No es cuestión de falsos buenismos. Porque la vida, vivirla día a día con sus valles y cumbres,palabras y silencios, es el poema más sublime.

Vivir rápido morir joven y hacer un bonito cadaver. Pasaporte al mito.

Eduardo Achótegui
8 de octubre de 2010 a las 19:31

Para "Pasaporte al mito": no creo que ese "vivir rápido, morir joven..." fuera el planteamiento vital de MA Velasco. Para empezar, no sabemos de qué ha muerto. Y si en su vida tomó drogas, no creo que fuera para quemar etapas o alejarse de la realidad. Sin contar con que también hizo otras muchísimas cosas, como dedicarse largamente al estudio de las letras. El sufrimiento, por lo demás, está en el mundo independientemente de que se tomen drogas o no. Yo no admiro a este poeta porque tomara drogas. Admiro a este poeta, y cuando profundizo en su lectura veo que tomaba drogas -lo cual, como poeta, no lo hace mejor ni peor- y que además -y eso me resulta sorprendente, porque hasta donde yo conozco las drogas más bien alienan que conciencian- era capaz de extraer de ellas experiencias muy interesantes y relevadoras, y acertaba a expresarlas con un don poético extraordinario. Particularmente, respecto a las drogas psicodélicas siento lo mismo -salvando las distancias- que fray Bernardino de Sahagún sentía ante los textos sagrados de los aztecas: tengo miedo a comprender la belleza que encierran, y quizá por eso me impresionan más los poemas alucinatorios de Velasco, pero, créame, no es por buscar un consumismo cultural de qualité.

Abutag
8 de octubre de 2010 a las 20:08

Opino lo mismo que Achótegui. Para empezar no sabemos de qué ha muerto el poeta. Hay que acercarse a la obra de arte desprovistos de prejuicios, cosa que a veces resulta difícil de entender a los cristianos. Si nos ponemos en ese plan, ni leeríamos la obra de Freud, que tomaba coca, ni Alicia en el país de las maravillas, ni a Keruac, ni a Heminnway porque bebía ni a Lorca porque era homosexual, etc,etc,etc... ¿Es que no puede un cristiano desprenderse de la moralina y ver las cosas como son antes de hacer juicios? Así le ha ido al arte cristiano del siglo XX. Y aún peor le va a ir en el XXI, tan amanerado y ridículo. Son aspectos distintos y a Jesús, por lo que sé de él, le encantaba estar con personas no tan puras.

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