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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

30
Jul
2012

Elefante blanco

5 comentarios

Aquí estamos de nuevo después de unas semanitas de parón.

 

 

Hace unos días me decía alguien que “Actos de amor” le había reconciliado con un cristianismo de corte humanista con el que tiempo atrás tuvo cierta sintonía. La deriva de las cosas había propiciado su distanciamiento, pero estas palabras habían avivado un ascua que él creía extinguida.

 

Estos días de verano son una buena ocasión para reencontrarnos con esas tres o cuatro cosas que fundamentan nuestra vida. A mí me ha ayudado “Elefante Blanco”, la película argentina que encontramos estos días en cartelera y que ha sido un éxito de público y crítica en el país austral.

 

Es la historia de dos sacerdotes que, tras sobrevivir a una matanza, se instalan en una de las villas pobres y violentas de Buenos Aires. Allí, junto a Luciana, una asistente social, realizan su vocación religiosa unida a su vocación humana, que coinciden.

 

Pero la historia no es sólo el relato de una lucha social, no es sólo el retrato de los invisibilizados por su pobreza, no es sólo el testimonio de una vocación religiosa. Es, además, una incursión en los problemas de la existencia humana en su más realista concreción. Es la muestra de que una auténtica experiencia religiosa lleva consigo una auténtica experiencia humana: toca, cuestiona, replantea nuestra manera de estar en el mundo.

 

La película alude a la tarea del Padre Mújica, un sacerdote en proceso de beatificación que llevó a cabo una intensa labor social en los arrabales de la miseria argentina y que fue asesinado en el ejercicio de su ministerio. “Ayúdame a vivir para ellos, ayúdame a morir por ellos” era su oración. Esta historia filmada no es sino un paralelo, en otras coordenadas –la violencia tiene formas diferentes; nuestro amor es el mismo- de lo que fue la vida del P. Carlos Múgica, quien, entre otros escritos con los que estaría bien retirarse al más profundo silencio para fortalecer el compromiso de nuestra fe, porque la fe no puede ser sino comprometida, decía también:

 

“Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no. Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre. Señor.”

 

Recomiendo más que encarecidamente esta película. Ha sido un golpe de aire fresco del Espíritu.

 

 

Y -paradojas- fui a verla con una amiga que no cree, pero con quien me une un profundo amor a nuestra atribulada condición humana. Gracias, amore, por dejarme caminar a tu lado.

 

 

 

 

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javier langarita
30 de julio de 2012 a las 13:40

Es una bendición esta película. Por diversos motivos que no vienen a cuento conozco bien la realidad de las villas miserias de buenos aires y, sobre todo, el trabajo de los curas villeros. Refleja bien la realidad de las villas, sus problemas ( corrupción, hambre, drogas, ...) y el trabajo de los curas con una opción REAL por los pobres. La tibia equidistancia de sus obispos...
Muy buena. Me sumo a tu recomendación. Aire fresco bien implicado en la vida.

juan viejo
30 de julio de 2012 a las 16:36

extraodinaria pelicula y formidable Darìn gracias por los trailes argentinos

evangelio no más.
2 de agosto de 2012 a las 12:51

Evangelio en estado puro, hermano. ¡Es tal el contrate con otras realidades, bebiendo todos de la misma Fuente, que la pregunta es si creemos en el mismo Jesucristo, el de Nazaret. Volver a las Raiz, a la Fuente. Evangelio. Gracias a quienes de vez en cuando lo recuerdan.
Un saludo estival, Praena

Mújica o el compromiso de un cura poeta
2 de agosto de 2012 a las 16:48

el apellido Mújica recuerda a otro sacerdote tambien comprometido. Un tiempo monje trapense. Ahora en la frontera de una parroquia de barrio. Y poeta. Hugo Mújica.

En homenaje a quienes comprometen su vida desde lo hondo

En el callar

Cuando las palabras
callan
siempre hay un desierto
que en el callar se extiende
y despues
siempre despues

se escucha el llegar del viento

Hugo Mújica

y siempre despues el viento (Visor)

Antonio Praena
11 de agosto de 2012 a las 20:38

Se necisitan películas así, javier Langarita. Nos devuelven a la tierra. Yo en este tiempo leo el Evangelio y pienso en algunas formas de vivir la fe y no entiendo nada. Por eso agradezco esta revulsión a mi conciencia y me pongo en plegaria y deseo de auténtico compromiso.

Para el comentario primero: conozco la obra del poeta Hugo Mújica. Imbuida de silencio, profundamente marcada por el carácter monacal de su autor, plenamente contemplativa. Nos devuelve también a eso que aperece en la película, la necsidad de contemplar, de introducirse en el silencio para contactar con el Misterio y desde ahí seguir caminando.

Gracias a todos por vuestros comentarios

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